miércoles, 24 de agosto de 2011

Juan Ignacio Sánchez (8 de mayo de 1977),el pepe imperdible reportaje del diario Olé.























CONOZCAN QUIEN ES JUAN IGNACIO SÁNCHEZ
"Pepe", es un jugador profesional de
baloncesto, nacido en la ciudad de Bahía Blanca, Argentina. Base de la selección argentina de baloncesto de 1998 a
2006. Entre sus principales logros se destacan la conquista de la medalla de oro en Atenas 2004, y ser el primer
jugador argentino en jugar en la NBA.
Historia
Se inició en las categorías formativas de Club El Nacional, un club ubicado cerca de la casa de su abuela en Bahía
Blanca. A los doce años se fue a jugar a Club Bahiense del Norte, teniendo como compañero a Emanuel Ginóbili.
Con sólo 17 años, convocado por el entrenador Pablo Coleffi, se trasladó a General Roca para formar parte del
equipo Deportivo Roca, con el que disputó la temporada 1994/95 de la Liga Nacional de Básquet Argentina,
ocupando la posición de base suplente de Leopoldo Ruiz Moreno. Al año siguiente retornó a su ciudad para
continuar su carrera en Estudiantes de Bahía Blanca. Ese mismo año recibió una oferta de la Temple University de
Juan Ignacio Sánchez 2
los Estados Unidos, la cual aceptó pero luego de finalizar su participación en la Liga 1995/96.
A mediados de 1996 formó parte del equipo argentino que disputó el Torneo Panamericano Juvenil de Puerto Rico.
Al finalizar el torneo se mudó a Filadelfia para jugar en el equipo universitario Temple Owls, donde estuvo cuatro
años. Durante este período fue dirigido por varios entrenadores reconocidos, como John Chaney, y se posicionó
como el segundo mejor jugador en materia de robos de la NCAA.
En 1998, después de consolidarse como uno de los mejores jugadores argentinos de las categorías juveniles, y por su
desempeño en Temple, fue convocado para la selección sénior, debutando en los Juegos de la Buena Voluntad del
mismo año. Posteriormente jugó el Mundial de Atenas, siendo convocado como el tercer base del equipo, junto a
Marcelo Milanesio y Alejandro Montecchia.
La temporada 1998-99 resultó clave en su carrera, ya afianzado en su posición de base, ubicó a su equipo entre los
mejores ocho de la Nación. Dos años después se graduó en Historia en la Temple University y fue calificado como el
Mejor Estudiante-Atleta.
Al finalizar su carrera universitaria, prefirió quedare en Estados Unidos a la espera de ser convocado por alguna
plantilla de la NBA. Finalmente, Philadelphia 76ers fue el equipo que lo sumó a sus filas, haciendo su debut en la
NBA el 31 de octubre de 2000, en el mítico Madison Square Garden de New York ante los New York Knicks.
Apenas minutos separaron su primera aparición en canchas profesionales norteamericanas del debut de su
compatriota, Rubén Wolkowyski, convirtiéndose así en el primer jugador argentino de la historia de la NBA.
En 2001 se afianzó como el base titular de la Selección Argentina, obteniendo la medalla de oro en el Pre-Mundial
de Neuquén del mismo año. En 2002 jugó el Mundial de Indianápolis, logrando la medalla de plata.
Continuó su carrera en Europa, conquistando la Euroliga jugando para el Panathinaikos BC de Grecia en 2001-2002.
En 2003 se sumó a las filas del Etosa Alicante. Su juego fue clave para evitar el descenso de su club, y por su alto
rendimiento fue nombrado el segundo mejor base de la liga española.
En el 2004 consigue el máximo galardón para un jugador de este deporte: la medalla de oro en los juegos olímpicos
de Atenas junto a la selección Argentina (siendo el base titular del equipo).
Las tres siguientes temporadas continúa en España jugando para el Unicaja Málaga, equipo con el que logra dos
títulos: la Copa del Rey(2005)y la Liga ACB(2006)
Fue elegido "Mejor jugador latino" de basket 2006.
Terminó la temporada 2006-2007 como el jugador con más asistencias por partido en la ACB.
A mediados de Agosto de 2007 Pepe Sánchez firmó por el AXA FC Barcelona[1]
Repite como mejor asistente de la fase regular en la temporada 2007-2008.
A principios de julio de 2008 Pepe Sánchez es agente libre, Ya que el FC Barcelona decide no renovarle el contrato,
Unos días más tarde Juan Ignacio Sánchez firma por el Real Madrid, al mismo tiempo, en una controvertida
decisión, rechaza integrar la selección argentina para participar en las olimpiadas de Beijing 2008, en donde
Argentina logra la medalla de bronce y se convierte en Nro. 1 del ranking Fiba.
El 13 de abril de 2009 finaliza su etapa en el equipo blanco rescindiendo su contrato después de un periodo marcado
por su bajo rendimiento y sus desavenencias con el técnico Joan Plaza.



EL REPORTAJE DEL DIARIO OLE DÍA 23 DE AGOSTO DE 2011.
Siempre tuvo una cabeza distinta. Y luego de una trayectoria que incluyó 13 equipos y 12 ciudades, Pepe volvió a su Bahía Blanca natal con la misma mentalidad que lo hizo diferente pero con una madurez y compromiso que permitieron hacer una entrevista diferente con Olé. Una nota para conocer por dentro a los deportistas de elite, a las estrellas y a un grupo que ha hecho historia en el deporte argentino, digna de leer y entender porqué esta “Generación Dorada” llegó tan alto: “El ego es imprescindible para poder sobrevivir a una competencia tan dura. Por eso se paga y se vive tan bien. Tenés que sentir que valés para sobreponerte a la competencia”. Sobre lo que le quedó dijo: “Es muy importante pensar que todo se puede hacer realidad.”, y sobre su cierre de carrera fue contundente: “Celebro poder terminar mi carrera con una sonrisa y no renegando”.


-¿Cómo es la mente de un deportista de elite en comparación a alguien que no es profesional?
-Hay varias cosas diferentes. Primero, que son mentes hipercompetitivas. Otra característica es el poder de adaptarte a diferentes situaciones: clubes, técnicos, compañeros... Muchos quedan en el camino por no poder hacerlo. La autocrítica y autoexigencia, también. El siempre pensar que se puede ser mejor. Esa ambición, el no ser complaciente con uno mismo. Todo esto se tiene que unir. Algunos tienen una o dos. Y a eso sumale el físico y el talento.

-¿Pero esos intangibles son los más importantes cuando se afina la botella?
-Sí, claro. El talento es una cuota mucho más chica de lo que la gente piensa. La capacidad de sacrificio es otra fundamental... En la adolescencia tenés que decidir si te vas de viaje de egresados y salís de noche o te entrenás cinco horas.

-Contaba Manu que se metieron en un gimnasio a los 15, como nadie.

-Es cierto. Ya lo teníamos claro. La voluntad es decisiva. Sólo cuando el talento es demasiado grande podés prescindir de alguna de estas cosas.

-¿Te quedó algo más?
-(piensa) Soñar... Es muy importante pensar que todo se puede hacer realidad.

-¿Y qué tienen de distintos los N° 1?
-Son diferentes. Yo tuve la suerte de crecer viendo a uno ( NdeR: por Ginóbili). Tienen muchas de las mismas cosas, pero en un nivel superior, como el poder de concentración. También es una cuestión de mentalidad. Es distinta.

-Cómo será, entonces...

-Deslumbrante. Te das cuenta de que están un paso adelante, como nosotros por encima del deportista normal.

-¿Ejemplo?
-La capacidad de terminar de ganar y querer ganar al otro día, nuevamente...

-A vos te pasó. Reconociste que te costó encontrar motivación luego del oro olímpico. Pero a Manu, no...

-Claro, ahí está. La diferencia es que algunos deportistas tienen la suerte de estar en equipos ganadores, como yo, y otros hacen ellos ganadores a los conjuntos, como Manu.

-¿Cómo lo hacen?
-Liderando, vocalmente, pero sobre todo con el ejemplo, con su perfomance. Así arrastran a los demás hacia el camino.

-¿Y cuán grande es el ego de ustedes?
-El ego es imprescindible para poder sobrevivir a una competencia tan dura. Por eso se paga y se vive tan bien. Tenés que sentir que valés para sobreponerte a la competencia.

-¿Pero ese ego desmedido no te perjudica en la vida cotidiana?
-En general, sí. El gran tema del deportista top es que el ego no le genere problemas en la vida cotidiana. No es sencillo reinsertarte en los cánones normales de la sociedad.

-¿Cómo separás la autoexigencia en el profesionalismo, que ayuda, de aquella con tu familia que puede ser perjudicial?
-Tenés que trabajarla, algunos pueden y otros, no. Es muy difícil ser un león en la cancha y un cordero afuera. Yo hablé mucho con mi viejo. Para él era la mayor preocupación...

-¿En tu caso?
-Yo trabajé bastante...

-¿Vas al psicólogo?
-Voy en Bahía a una psicóloga. Cuando estuve afuera del básquet, pude ver las cosas desde otra perspectiva y me ayudó a reinsertarme mejor. Son cosas que hay que trabajar con esfuerzo, no llegan solas ni de un día para el otro. En nuestra carrera va todo tan rápido. Un proceso de maduración toma 50 años en una persona normal y nosotros, en 15, pasamos de novatos a jubilados. Hay que entender el proceso para buscarle la vuelta.

-¿Se puede ser gran figura y ser feliz?
-(Piensa) Es muy amplia la pregunta. ¿Me la acotás? -¿En el mejor momento se puede ser feliz? -Es muy personal, algunos pueden y otros no. En mi caso fue todo muy vertiginoso. Cuando sos campeón olímpico es difícil ser feliz a la semana. Yo, luego de Atenas, a los dos días, me encontré entrenando en la montaña. Son cosas difíciles de asimilar.

-¿Existe la verdadera humildad de la figura?
-Existe la formación de las personas. Vos te podés marear, pero si tuviste una buena formación, volvés a las fuentes. Te creés que eso es lo normal, la verdad, que vos sos eso y entonces es fundamental la casa. Eso hace la diferencia.

-A este nivel, los celos y la envidia, sanas o no, existen. ¿Cómo hizo el grupo para dejarlos en 2º plano?
-Es para hacer un libro... Siempre, antes de cada torneo, se acomodan las cosas en el grupo y queda todo en segundo plano. Los celos existen, pero siempre el equipo estuvo por delante de todo. Se reduce a eso.

-¿Y cómo lo hacen?
-La clave es que empezamos de muy chicos. Nosotros nos conocemos desde que Luis era Luisito, que Fabri era el pibe de Las Varillas, yo el de Bahía, Leo el Cabezón de Marcos Juárez, y Nocioni, el loquito de Gálvez. Llevamos 17 ó 18 años juntos y eso no dio a que los personajes se comieran a los pibes pese a que muchos son estrellas. Seguimos siendo chicos, yo volví luego de cinco años y sigo viendo las mismas personas. No hay nombres, sólo chicos que se respetan y que en la cancha aceptan los roles que tocan en distintos torneos. Es natural.

-Cuando hay un quilombo, ¿cómo lo manejan?
-Se habla. Fuera de la cancha casi no hubo, pero cuando existieron adentro se van charlando las cosas y acomodando, casi siempre por la vía buena.

-¿El 2003 y 2004 fueron los años de más situaciones difíciles en el grupo?
-En este grupo hubo unidad en los momentos malos. En Puerto Rico 2003 perdimos con México y Venezuela y recuerdo que estábamos en el yacuzzi, nos miramos, preguntándonos “qué hacemos” y nos reímos... Al otro día le ganamos la semi a Canadá. O cuando perdimos la semi del Mundial 2006 con España. Volvimos al cole, era un velorio pero ni un reproche... Así fue siempre. Eso hizo diferente al grupo. Sí, un jugador distinto.

Sánchez siempre tuvo inquietudes de todo tipo. Y, dicen, que preguntarse tantas cosas genera crisis en algún momento. ¿Será así?
“Y sí, tuve mis crisis, pero no me arrepiento. Tener inquietudes es lo que más celebro de mi vida. Mis padres me las despertaron y la universidad me abrió mucho la cabeza. Me interesé por muchas cosas, me pregunté otras...”, admite Pepe.

-¿Cómo cuáles?
-(piensa) Personales y también existenciales...
-¿Sentías que jugar al básquet era poco para vos? -Sí, como que jugar el básquet no era suficiente para mí, como que era una pérdida de tiempo... Me perdí en eso e intenté hacer otras cosas, como meterme en negocios, leer mucho y sentí que cuando iba a entrenar iba a meter la pelota dentro de un aro. Fueron años de crisis.

-¿Años?
-Los últimos dos de Málaga... Por suerte luego conocí a mi mujer ( NdeR: en el 2005) y me ayudó a ver las cosas desde otro punto de vista. Cuando estás solo, en otro país, estás en una burbuja de la que es muy difícil salir. Hoy veo con felicidad ese proceso porque tengo otra mirada y recuperé lo más importante: el jugar al básquet como cuando era un chico.

-¿Dónde buceaste?
-Fue un proceso largo hasta entender que el básquet es mi vida. Volví a ver el básquet como un arte, con el cual le puedo dar felicidad a los demás. Y eso no lo veía antes... Hoy volvió a ser un juego y otra vez me sentí orgulloso de ser jugador. Soy muy feliz haciendo lo que hago.

-Te fuiste descreído de Argentina y te enamoraste de la sociedad estadounidense. Luego te desenamoraste. ¿Así fue?
-Los últimos 15 años de mi vida fueron muy intensos, siento que viví tres vidas... Pasé por muchos lugares y atravesé momentos variados. Cuando más o menos creés que la tenés clara, te das cuenta de que no es así. Uno hace lo que puede, como dice mi viejo.
Es bueno a veces bajar de esa sensación de saberlo todo. Yo, años atrás, no tenía una charla si no consideraba que era interesante. Si no me dejaba nada, me levantaba y me iba. Lo social no tenía valor y hoy aprendí a disfrutarlo. Hoy sé que es más importante que lo intelectual. Este es mi hobbie, pero no la vida... Voy a un cumpleaños o hago una sobremesa y lo disfruto. No hay exigencia ni expectativas... Hoy cosecho resultados y disfruto de todo. Antes no la veía...

-Mucha gente no la ve. Les pasa también a jugadores de elite, ¿no?
-Sí, es todo tan rápido que a veces es difícil darte cuenta de lo que te está pasando. Yo celebro poder terminar mi carrera con una sonrisa y no renegando. Les dejo de "yapa" este vídeo con algo de lo que ha demostrado este gran jugador dentro de una cancha de basquet

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